Desde diferentes ámbitos de la
ciencia y la creación confluyen reflexiones sobre el carácter complejo e
inestable de la imagen.
Los avances en la mecánica cuántica suponen la
superación del determinismo en beneficio de un estado probabilístico e
impredecible; la computación tradicional binaria, 0, 1, se supera por la
computación cuántica en superposiciones coherentes, 0, 1, 0 y 1 a la vez. El carácter ambiguo de la imagen es retratado por
Antonioni en Blow-Up, donde las sucesivas ampliaciones y disecciones hasta
llegar a su pixelización muestran sus múltiples lecturas y coexistencia de realidades
entrelazadas. El arquitecto Paul Virilio denota la propagación exponencial de
las redes virtuales que borran los límites y disuelven lo físico en la ciudad,
en una desaparición continua.
En nuestro taller la ciudad como
marco de trabajo polisémico, verdadera Metápolis, se nos muestra como un ámbito
cambiante, difuso, multicapa, velado y borroso, en el que la complejidad de la
imagen y el movimiento necesita de representaciones y acciones arquitectónicas
capaces de evocar simultáneamente rigor y apertura, control y experimentación.
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